FAUVISMO
El fauvismo o fovismo fue un movimiento pictórico que tuvo su origen en 1905 en París, Francia. La máxima plástica del fauvismo fue la exaltación del color, sustentada en la idea de que la creación surgía del instinto más que del intelecto o de los sentimientos.
Características:
Exaltación del color
Aunque el fauvismo aún está atado a la representación de la naturaleza, es decir, de los objetos reconocibles, no busca la representación naturalista, sino exaltar el valor del color en sí mismo, al que prefieren usar en su estado puro y de manera directa.
Por ende, la obra fauvista hace gala de una coloración atrevida. Usa colores de manera brutal y con relativa arbitrariedad, procurando deliberadamente una sensación de disonancia que rompa la asociación del color con la representación de la realidad tal como ella es concebida.
Instinto e impulsividad
Más que indagar sobre los sentimientos o pensamientos del artista, el fauvismo exhibe el flujo del instinto creativo. En consecuencia, las líneas y los colores resultan de gestos impulsivos, pretendiendo con ello alcanzar la genuinidad atribuida a los niños o a lo “salvaje”, es decir, a aquello que no ha sido “tocado” por el orden civilizatorio dominante
Desinterés por la perspectiva y el modelado
Trazos espontáneos y sueltos
En coherencia con el sentido del instinto, en la pintura fauvista dominan los trazos espontáneos. Desde el punto de vista de la composición, estos trazos aparecen sueltos y suelen ser definitivos, esto es, no sujetos a perfeccionamiento y al acabado, ya que ello iría en contra de la “intuición”. Así, muchas veces estos trazos derivaban en manchas que creaban efectos particulares.
Ausencia del trabajo al aire libre
Mientras que movimientos como el impresionismo se habían permitido trabajar al aire libre, el fauvismo, al igual que otras corrientes, vuelve al trabajo en el estudio, ya que no le interesa la observación de la naturaleza sino el lenguaje plástico, con énfasis en el color y su capacidad expresiva.
Temas del fauvismo
Los temas del fauvismo podían abarcar el espectro de los retratos, los paisajes, los objetos cotidianos, la relación idílica del ser humano con la naturaleza y las escenas de interiores.
El fauvismo logró abrirse espacio en el Salón de Otoño de París en 1905, que dedicó la sala número ocho a los artistas Henry Matisse, Maurice Vlaminck y André Derain. Pero las características de sus obras escandalizaron a la audiencia y, especialmente, a algunos críticos más conservadores. Los cuadros mostraban colores estridentes e incoherentes con la “realidad”.
Principales artistas y obras del fauvismo
Henri Matisse (1869-1954)
André Derain (1880-1954)
Maurice de Vlaminck (1876-1958)
Raoul Dufy (1877-1953)
El expresionismo fue un movimiento de vanguardia surgido en Alemania a principios del siglo XX, coincidiendo con el fauvismo francés, con el que tiene no pocos puntos en común (rechazo de la mímesis, colores violentos…)
Sin embargo difiere de este movimiento por tener un matiz más pesimista, más feo, por así decirlo, ya que los expresionistas alemanes no escatimaron en mostrar lo morboso, lo prohibido, lo obsceno…
El expresionismo viene a ser una deformación de la realidad para expresarla de forma más subjetiva (aunque en definitiva, esa puede ser una definición válida del arte: una deformación de la realidad…). Se quieren mostrar sentimientos, emociones, algo que ilustre la naturaleza y el ser humano.
Expresionistas, como deformadores de la realidad, los hubo desde los principios del arte (ahí tenemos los casos de Bruegel, Goya, Van Gogh o El Greco, por citar solo algunos), pero fue en esta atmósfera pre-bélica de Alemania cuando artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual se unieron para la creación de un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista —la «expresión»— frente a la plasmación de la realidad —la «impresión»—.
Tenemos así temáticas oscuras y sórdidas: la soledad, la miseria, la muerte, el sexo… Una forma de reflejar la amargura existencialista de esos años, con una visión trágica del ser humano en la que el individuo va a la deriva en la sociedad moderna, industrializada, donde se ve alienado, aislado… ¿Os suena…?
Hoy sigue existiendo el expresionismo… Nunca se fue del todo, sin embargo como corriente artística concreta y estéril debemos dividirla en cuatro periodos, cuatro escuelas artísticas que influyeron notablemente en todo el arte posterior:
- Etapa pre-expresionista: Dos figuras abrieron la puerta al expresionismo años antes que los jóvenes alemanes: Munch en Noruega y Ensor en Bélgica fueron pioneros en mostrar lo grotesco y lo extraño. En definitiva la disección del alma humana.
- Die Brücke: (El puente). En 1905 nace en Dresde «un puente para sentar las bases de un arte de futuro». El grupo Die Brücke, liderado por Kirchner, pretendió influir en la sociedad destruyendo las viejas convenciones, dejando a la inspiración fluir libre y dando expresión inmediata a las presiones emocionales del artista. Un poco de crítica social los convirtió en enemigos número 1 de la juventud alemana… y ya sabemos lo que le gusta a la juventud los enemigos Nº1.
El color y sus temas fueron las herramientas para ello: obras angustiosas, marginales y desagradables. También las técnicas: les interesaban las obras gráficas ásperas como la xilografía, con la que podían plasmar su concepción del arte de una manera directa, dejando un aspecto inacabado, bruto, salvaje, cercano al primitivismo que tanto admiraban.
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