jueves, 3 de diciembre de 2020

FAUVISMO Y EXPRESIONISMO


FAUVISMO

El fauvismo o fovismo fue un movimiento pictórico que tuvo su origen en 1905 en París, Francia. La máxima plástica del fauvismo fue la exaltación del color, sustentada en la idea de que la creación surgía del instinto más que del intelecto o de los sentimientos.

Características:

Exaltación del color

Aunque el fauvismo aún está atado a la representación de la naturaleza, es decir, de los objetos reconocibles, no busca la representación naturalista, sino exaltar el valor del color en sí mismo, al que prefieren usar en su estado puro y de manera directa.

Por ende, la obra fauvista hace gala de una coloración atrevida. Usa colores de manera brutal y con relativa arbitrariedad, procurando deliberadamente una sensación de disonancia que rompa la asociación del color con la representación de la realidad tal como ella es concebida.

Instinto e impulsividad

Más que indagar sobre los sentimientos o pensamientos del artista, el fauvismo exhibe el flujo del instinto creativo. En consecuencia, las líneas y los colores resultan de gestos impulsivos, pretendiendo con ello alcanzar la genuinidad atribuida a los niños o a lo “salvaje”, es decir, a aquello que no ha sido “tocado” por el orden civilizatorio dominante

Desinterés por la perspectiva y el modelado

Otro rasgo del arte fauvista fue el desinterés por la profundidad espacial, la perspectiva y el modelado y, con ello, por el claroscuro. Las figuras del plano fauvista suelen ser planas, y algunas veces aparecen delimitadas por gruesos contornos. Se desvanece, pues, la pretensión de construir imágenes que imiten el mundo visible.

Trazos espontáneos y sueltos

En coherencia con el sentido del instinto, en la pintura fauvista dominan los trazos espontáneos. Desde el punto de vista de la composición, estos trazos aparecen sueltos y suelen ser definitivos, esto es, no sujetos a perfeccionamiento y al acabado, ya que ello iría en contra de la “intuición”. Así, muchas veces estos trazos derivaban en manchas que creaban efectos particulares.

Ausencia del trabajo al aire libre

Mientras que movimientos como el impresionismo se habían permitido trabajar al aire libre, el fauvismo, al igual que otras corrientes, vuelve al trabajo en el estudio, ya que no le interesa la observación de la naturaleza sino el lenguaje plástico, con énfasis en el color y su capacidad expresiva.

Temas del fauvismo

Los temas del fauvismo podían abarcar el espectro de los retratos, los paisajes, los objetos cotidianos, la relación idílica del ser humano con la naturaleza y las escenas de interiores.

El fauvismo logró abrirse espacio en el Salón de Otoño de París en 1905, que dedicó la sala número ocho a los artistas Henry Matisse, Maurice Vlaminck y André Derain. Pero las características de sus obras escandalizaron a la audiencia y, especialmente, a algunos críticos más conservadores. Los cuadros mostraban colores estridentes e incoherentes con la “realidad”.

Principales artistas y obras del fauvismo

Henri Matisse (1869-1954)



Pintor, escultor, litógrafo y dibujante francés. Estuvo interesado en la composición más que en las figuras en sí. Abandonó la perspectiva, la profundidad espacial, el dibujo y el claroscuro para tratar el color como un valor en sí mismo. Recibió la influencia de Vincent van Gogh y del arte exótico. Fue una figura de gran importancia en la obra de Pablo Picasso y otros artistas de su generación.

André Derain (1880-1954)



Pintor de origen francés. Trabajó con el uso de colores brillantes, trazos enérgicos y pinceladas sin continuidad. Fue ampliamente influenciado por Cézanne, lo que despertó su interés por el cubismo una vez que la oleada fauvista se diluyó. Años más tarde, volvió a un tipo de pintura que ha sido calificada como de tono “neoclásico”, estilo que siguió desarrollando de allí en adelante.

Maurice de Vlaminck (1876-1958)



Pintor francés, proveniente de una familia de músicos. Incursionó en diferentes corrientes como el realismo y el expresionismo, y fue muy influenciado por la singular obra de Vincent van Gogh. Fue muy amigo de Derain, con quien estableció un estudio desde el que trabajaron juntos.

Raoul Dufy (1877-1953)



Pintor, grabador y decorador francés. En sus inicios, incursionó en el estilo impresionista de finales del siglo XIX. Gracias a la influencia que ejerció Matisse en él, se aproximó a la estética fauvista. Su obra estuvo caracterizada por el uso de la geometrización y el contraste de tonalidades.

EXPRESIONISMO

El expresionismo fue un movimiento de vanguardia surgido en Alemania a principios del siglo XX, coincidiendo con el fauvismo francés, con el que tiene no pocos puntos en común (rechazo de la mímesis, colores violentos…)

Sin embargo difiere de este movimiento por tener un matiz más pesimista, más feo, por así decirlo, ya que los expresionistas alemanes no escatimaron en mostrar lo morboso, lo prohibido, lo obsceno…

El expresionismo viene a ser una deformación de la realidad para expresarla de forma más subjetiva (aunque en definitiva, esa puede ser una definición válida del arte: una deformación de la realidad…). Se quieren mostrar sentimientos, emociones, algo que ilustre la naturaleza y el ser humano.



Expresionistas, como deformadores de la realidad, los hubo desde los principios del arte (ahí tenemos los casos de Bruegel, Goya, Van Gogh o El Greco, por citar solo algunos), pero fue en esta atmósfera pre-bélica de Alemania cuando artistas de tendencias muy diversas y diferente formación y nivel intelectual se unieron para la creación de un arte más personal e intuitivo, donde predominase la visión interior del artista —la «expresión»— frente a la plasmación de la realidad —la «impresión»—.

Tenemos así temáticas oscuras y sórdidas: la soledad, la miseria, la muerte, el sexo… Una forma de reflejar la amargura existencialista de esos años, con una visión trágica del ser humano en la que el individuo va a la deriva en la sociedad moderna, industrializada, donde se ve alienado, aislado… ¿Os suena…?

Hoy sigue existiendo el expresionismo… Nunca se fue del todo, sin embargo como corriente artística concreta y estéril debemos dividirla en cuatro periodos, cuatro escuelas artísticas que influyeron notablemente en todo el arte posterior:

  1. Etapa pre-expresionista: Dos figuras abrieron la puerta al expresionismo años antes que los jóvenes alemanes: Munch en Noruega y Ensor en Bélgica fueron pioneros en mostrar lo grotesco y lo extraño. En definitiva la disección del alma humana.


  1. Die Brücke: (El puente). En 1905 nace en Dresde «un puente para sentar las bases de un arte de futuro». El grupo Die Brücke, liderado por Kirchner, pretendió influir en la sociedad destruyendo las viejas convenciones, dejando a la inspiración fluir libre y dando expresión inmediata a las presiones emocionales del artista. Un poco de crítica social los convirtió en enemigos número 1 de la juventud alemana… y ya sabemos lo que le gusta a la juventud los enemigos Nº1.
    El color y sus temas fueron las herramientas para ello: obras angustiosas, marginales y desagradables. También las técnicas: les interesaban las obras gráficas ásperas como la xilografía, con la que podían plasmar su concepción del arte de una manera directa, dejando un aspecto inacabado, bruto, salvaje, cercano al primitivismo que tanto admiraban.
2.Der Blaue Reiter: (El jinete azul). Surgió en Múnich en 1911, agrupando a artistas con una determinada visión del arte, en la que imperaba la libertad creadora y -otra vez- la expresión personal y subjetiva de las obras.


Distaban de Die Brücke por no tener una actitud tan temperamental, una plasmación casi fisiológica de la emotividad. Der Blaue Reiter pretendían ser más refinados y espirituales, pretendiendo captar la esencia de la realidad a través de la purificación de los instintos. En vez de deformar, optaron por depurar, llegando así a la abstracción.

3.Finalmente hay que citar aparte el expresionismo libre de la Escuela de París, un grupo de gentes aún más variopinta que se crió en ese caldo de cultivo que fue el París de entreguerras (1905–1940). Como esponjas que eran, chuparon de todos los estilos habidos y por haber, incluido el expresionismo. Pululando por Montmartre y Montparnasse, los expresionistas de París vivían una vida mísera y bohemia -fueron conocidos como «les maudits» (los malditos)- y crearon un arte heterodoxo, generalmente bohemio y torturado.

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